En un proceso terapéutico, a menudo el desafío es tolerar y estar el tiempo suficiente en los espacios difíciles de definir, respirándolos, sintiéndolos y profundizando en ellos.
Si se tolera la incomodad, el no saber, el miedo, se abre la posibilidad de que algo nuevo surja o de que algo perdido se recupere.
Puede parecer contra intuitivo, sin embrago, una vez lo hemos experimentado, el miedo inicial se transforma en entusiasmo…el entusiasmo de aventurarnos en nuestro universo interno y ganar más de nosotros mismos.
Quizás de forma consciente queremos ir en una dirección, pero nuestros programas inconscientes pueden llevarnos en otra. Nuestros sitios de conflicto, tensión, dolor, estancamiento (emocional y físico) nos hablan de estas fuerzas contrapuestas. Son una puerta de entrada. Llevando nuestra curiosidad, atención, paciencia y compasión a estos sitios podemos ir deshaciendo esos programas, generar movimiento y crecer.
Todo lo auténtico es bello. Todo lo que es en su estado puro, todo lo que conforma nuestra experiencia humana, tiene una belleza intrínseca…y uno de los mayores honores es poder ser testigo de esta expresión de humanidad en su forma más íntima y vulnerable. Son las capas de rechazo, resistencia, negación, juicio, resentimiento…las que empañan la belleza de lo que es.
Por Verónica Lassus
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