¿Cómo reaccionas cuando surge una oportunidad inesperada?
Las oportunidades suelen ser también un desafío. Pedimos cambio, pedimos movimiento, pero cuando la oportunidad surge aparecen también los “¿y si?”
¿Y si no se hacerlo? ¿Y si no lo hago bien? ¿Y si no estoy preparada?...
Lo cierto es que sólo podrás dar respuesta a esas preguntas si te metes de lleno en la aventura. Aprovecha la oportunidad, hazlo aunque nos sepas muy bien cómo, sobre la marcha lo descubrirás.
Lo bonito de los desafíos no es que nos ponen a prueba si no que nos dan la ocasión de florecer, de activar nuestros recursos. Y a menudo nos llevamos la sorpresa de que nuestros recursos activados, son recibidos como un regalo por otros.
Para algunos el desafío puede ser dejar entrar, recibir la bondad que se nos ofrece. Muchas veces directamente nos pasa desapercibida; no notamos el apoyo, el aprecio, el amor que están ahí totalmente disponibles. Nuestros sesgos y patrones nos llevan a amplificar las “evidencias” de la ausencia. Y cuando sí lo notamos, es posible que no sepamos qué hacer con ello, que nos sintamos torpes, incómodos, inadecuados…incluso avergonzados.
La práctica empieza por notar nuestras expectativas negativas y luego irnos abriendo a la posibilidad de otra realidad. Debemos cuestionar nuestros supuestos, especialmente los habituales. Conforme vamos contemplando otras posibilidades, empezamos a encontrarlas! Entonces quizás con sorpresa y emoción notamos que de hecho hay quien nos quiere de una manera sana y sin pedir nada a cambio, hay quien simplemente nos ve y nos aprecia por quienes somos y está dispuesto a acompañarnos, ayudarnos, guiarnos, alentarnos…Vamos cultivando momentos preciosos en los que podemos recibir en nuestro corazón la bondad y el amor. Esta “nueva información” llega al núcleo de nuestro ser y nos transforma, abriéndonos a nuestra esencia
Por Verónica Lassus
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