Rendirnos a la Incertidumbre

Pero la verdad es que no sabemos hasta que lo sabemos. No sabemos cómo resolver un asunto hasta que surge la solución. Y curiosamente lo mejor que podemos hacer para propiciar la respuesta es relajarnos, relajar la mente y el cuerpo, entregarnos a los ritmos naturales y dejar que nos lleven, confiar, estar en un estado de alerta sin tensión, prontos a recibir la respuesta sin estar pendientes de cuándo ni cómo.

Cuando nos aquietamos y centramos, entramos en un estado receptivo en el que ofrecemos menos resistencia y desde el cual el curso de acción más eficiente se esclarece naturalmente. En la tensión nos contraemos, nos cerramos, nos separamos…en soltar nos abrimos, estamos receptivos, en conexión. Cuando la situación apremia es cuando más difícil resulta la rendición y sin embargo es cuando más necesaria es. Nos da más miedo soltar, pero soltar y entregarnos es la opción más segura. 

La ansiedad, curiosamente, puede ayudarnos a conectar con la profundidad e inmediatez del momento presente y a conectar con un sentido de estabilidad interior. Cuando notes que la cabeza se dispara y te agitas, prueba llevar tu atención por entero a la tarea que estés haciendo como si no existiera nada más que eso, como si no hubiera más ítems en tu lista de asuntos pendientes. Entonces enfócate sólo y sólo en redactar ese e-mail, preparar esa reunión, preparar esa comida, etc. ¿Qué ocurre si te centras en experimentar por entero lo qué está de hecho ocurriendo? Verás que tiene un efecto calmante y que te re-sitúa.

Por Verónica Lassus