Estar realmente en el cuerpo es un recurso fundamental. Todos estamos en algún grado disociados, desconectados del cuerpo, especialmente si hemos sufrido trauma. Esta desconexión es una estrategia de defensa útil en momentos concretos pero que nos resta vitalidad y paradójicamente, nos deja más expuestos, si se cronifica. Cuanto más presentes estemos en nuestro cuerpo, más a salvo a estamos y somos más capaces.
Los momentos en los que nos desconectamos, son momentos en los que le estamos diciendo no a la vida, no a estar aquí, lo cual es válido e importante. Tenemos que conocer nuestro NO, los sitios y maneras en que negamos la vida para poder abrazar al SI. Son sitios además que requieren mucha paciencia y amabilidad ya que responden a un miedo o incluso terror muy reales.
¿Qué significa estar en el cuerpo?
Estar en el cuerpo no significa necesariamente que nuestra experiencia corporal es cómoda o agradable, significa que podemos mantenernos en la experiencia, sentirla en su complejidad, tolerarla en su intensidad…y conectar con la bondad primordial subyacente. Podemos darle la bienvenida también a la tensión y al dolor, en vez de contraernos contra ellos. Estar en el cuerpo significa aceptar y vivir nuestra experiencia corporal tal y como es.
Incluso es posible que lo que estemos rehuyendo no sea la incomodidad si no el sentirnos plenamente vivos, en contacto con nuestros instintos, nuestra naturaleza salvaje, nuestra fuerza y nuestro poder. Estos son aspectos poderosos que evocan sensaciones y emociones intensas y que nos pueden resultar amenazantes si están en conflicto con la imagen que tenemos de nosotros mismos.
El cuerpo y la psique
Conectar con el cuerpo es conectar de manera íntima y directa con nuestra psique. El cuerpo nos informa, nos cuenta nuestra propia historia y nos muestra el camino hacia nuestro desarrollo. Cuantos más matices podamos apreciar, tendremos más puntos de entrada hacia nosotros mismos. Es por esto también que no queremos excluir nada de nuestra experiencia corporal ya que todo puede ser una perla de nuestro collar.
Proceso gradual
Ir llegando al cuerpo es un proceso gradual en el que vamos completando nuestro nacimiento, nuestra encarnación. A medida que crece nuestra capacidad de sostener la experiencia corporal, la vida se vuelve más sensual, nuestros sentidos se abren y recibimos al mundo exterior de una manera que nos nutre y nos aporta belleza, no que nos amenaza. Y a la vez estamos en mejor disposición para traer nuestros dones al mundo. La vida fluye hacia, en y desde nosotros. Este fluir constante es posible gracias a la solidez y contención que nos da el estar presentes en nuestro cuerpo.
Cultivamos este proceso por la vía de prestar atención a nuestra experiencia interna en el cuerpo.
Lo cultivamos a través de prácticas que refuerzan la conexión cuerpo-mente y a través de procesos terapéuticos que incluyen al cuerpo. Lo cultivamos a través del deporte, que nos conecta con la fuerza y solidez del cuerpo.
Y lo cultivamos a través de toda actividad que nos permite sentir al cuerpo como un aliado que posibilita la conexión con los demás y con la vida y que nos conecta con la capacidad de disfrute y juego.
En suma, el proceso se cultiva por la vía de prestar atención a cómo vive en el cuerpo nuestro SI y nuestro NO y por la vía de construir nuestros recursos internos.
Por Verónica Lassus
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